Estoy firmemente convencido de que cumplir años es algo bueno en sí mismo, intrínsecamente bueno, que diría algún redicho. Un amigo muy querido dejó de hacerlo hace 26 y todos le recordamos muy delgado, muy guapo y con pelo pero algo me dice que él, de haber podido elegir, hubiese preferido quedarse calvo y engordar algunos kilillos sólo por seguir en el tablero un rato más. Porca miseria.
Cumplir años, sin embargo, tiene también su lado chungo y es que uno tiene ocasión de asistir a la propia decadencia. Otro amigo, este sí que vive y goza de buena salud, decía un día resoplando que estaba harto porque llevaba veinte años yendo y viniendo por la misma carretera, concretamente la M-607, porque trabaja en una localidad accesible a través de la vía susodicha desde Madrid y el pobre andaba bastante ahíto de hacer lo mismo día tras día, mes, tras mes, año tras año, con la sola expectativa de continuar decayendo hasta la jubilación para después decaer un poco más y morirse. Eso claro si esa notoria hipertrofia del adiposo que pasea por el mundo en combinación con el feo hábito de fumar que practica no lo retiran prematuramente del padrón. Oye, es mi amigo y le quiero pero las cosas como son, hace una vida muy malsana que puede acabar pasándole factura. Pues eso, que como uno decae en cualquier caso, digo yo que más vale procurar llenar la vida de cosas interesantes y distraídas y no de coñazos, rutinas y monotonía.
Pero bueno, yo no he venido aquí a tomarles el relevo a Elena Francis o a Mara Torres sino ha hablar de escatologías que es mucho más divertido. Me he referido a los síntomas de la edad y es que es un tema variopinto que por más que sea conocido deja sin embargo un espacio para la sorpresa. Todos sabemos que marcas va dejando el paso de los años porque las hemos visto en nuestros mayores y poco a poco observamos como se instalan en nosotros mismos. Todos conocemos las canas pero sólo cuando es demasiado tarde descubrimos que la alopecia es también un síntoma de edad. Cuando te lo explican desde el punto de vista zoológico es de una lógica aplastante pero no tiene ninguna gracia. También tienen su lógica la ganancia de peso o la pérdida de agilidad y tampoco tienen puta gracia pero hay cosas en las que uno no repara hasta que le ocurren. Yo me he fijado en algo que es muy tonto porque no sé que lógica pueda tener pero ahí está: el crecimiento de pelo en lugares anodinos del cuerpo humano. Las mujeres no tienen este problema porque: A) tienen menos pelo en el cuerpo que los hombres; B) se depilan mucho (y bien que hacen, llamadme lo que queráis pero una mujer con pelo en las piernas, por ejemplo, es un horror).
Cuando uno pasa a esa época de la vida en que de peinar algo son canas se observa que el afán en volverse blanco no es la única rareza que da en hacer el pelo, también se pone a crecer en lugares como los hombros, los omóplatos o incluso en mitad de la espalda. A mi a veces me los quitan con cera (en casa, me falta lo que hay que tener para ir a un local especializado). A ver, duele pero tampoco es para tanto que le echan mucho rollo al martirio de la depilación con cera y no. Yo disfruto mucho mirando luego la cera con todos los pelillos atrapados y arrancados de raíz, es muy morboso.
Otro sitio donde también se desmandan los pelos es las cejas. Yo que tengo unas cejas ideales, divinas, finas y perfiladas, que cualquier mujer quisiera para sí, resulta que de vez en cuando me encuentro un pelo que se ha puesto to gordo y que ha crecido desbocado, talmente como si fuera un pelo genital, un poco más pequeño. Estos me ponen nerviosísimo y me los extirpo rápidamente yo solo con unas pinzas. Duele bastante y es grimoso pero todo sea por la belleza facial.
Pero la palma de los pelos molestos se la llevan los de las orejas. Digo yo que para qué leches tienen que crecer pelos en los pabellones auriculares y sin embargo, ahí están. De vez en cuando alguno se desmadra mucho y me hace cosquillas en el oído. Me ha llegado a suceder esto en el trabajo y es la ruina porque me desconcentra de manera brutal y ya sólo puedo pensar en el momento en que llegue a casa para arrancármelo si bien cuando llego a casa se me ha pasado y se me olvida quitármelo y vuelta a empezar al día siguiente. Voy camino de ser el primer individuo que pierde su trabajo por los pelos de las orejas, batiendo records. Quitarse los pelos de las orejas es harto complicado. Yo agarro unas pinzas y ¡hala! frente al espejo. Es una tarea complicada porque el espejo devuelve una imagen plana y pillar el pelillo es aleatorio con el añadido de que lo estás viendo y eso acrecienta grandemente la ansiedad y el sufrimiento. El otro día en pleno ataque me quité todos los pelos de la oreja y me he quedado más ancho que largo pero ahora sufro la sensación de un pelo fantasma que me hace cosquillas y que no me puedo arrancar porque no existe. Sufro.
Bueno, estamos a oscuras en la oficina y se ha colgado todo así que aprovecho y pillo mi cachivache y comento.
ResponderEliminarAquello de.... El hombre y el oso.... Pasó a la historia.
Tal y como lo cuentas debe ser de lo más brrrrr eso de tener algün pelillo en las orejas.
Gina
Pd: sin luz no somos nadie; hay que "ver" como son las cosas.
Es muy desagradable, veramente.
EliminarLo de la luz pasa en las mejores familias y es ideal para fomentar las relaciones entre los empleados. Nada iguala y acerca más a las personas que compartir una buena sesión de blasfemias dedicadas al que inventó los cortes de luz.
Lo más genial es escuchar la cantidad de improperios que suenan al unísono en el momento exacto que plafff, se apaga.
EliminarPor cierto, lo feo feo es una mujer con un tupido bosque en el sobaquillo.
Gina
Lo del sobaquillo chungo pero ya te digo yo que hay cosas peores y no publico fotos por no traumatizar a nadie pero en la internés están.
EliminarMucho mejor la rubia, sin duda. No se me pongan bravas, tb admito como mejor que la pilosidad auricular un pavo to macizo
ResponderEliminarSí, mejor que la pilosidad auricular sí pero es que me motivaba más la rubia que cualquier macizo de género masculino. Además mi ejemplo de tio buenorro es Rusell Crow quien al parecer no cuenta con mucho predicamento entre el sector femenino.
EliminarHola!
ResponderEliminarA mi también me pasa lo mismo que a ti con la edad y el pelo. Lo único que no me estoy quedando calvo y tampoco me sale en las orejas, pero sí que me crece más en la espalda, cejas y nariz. Me lo tengo que quitar periódicamente, el de la espalda no, no son tan mariconcillo como tú, pero sí el de la nariz y cejas. Un auténtico coñazo vamos!!!
¡Bernando! ¡Cuánto bueno por aquí! En fin, tú no te estarás quedando calva pero pareces el osito mimosín, que te tengo muy visto.
EliminarPues que sepas que tu hija no se depila y se pasea por ahí en pantalón corto y tirantes. Qué ajco eh.
ResponderEliminarRepunante por completamente.
EliminarVirgen del amor hermoso! Yo que acabo de cumplir un porrón temo por mis oídos, a ver si se me va a armar un cristo con los pendientes. Qué mala es la edad!!!
ResponderEliminarA menos que te hayas hecho injertar un cromosoma Y en cada célula de tu cuerpo no tienes de qué preocuparte. En principio.
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