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jueves, 27 de diciembre de 2012

Lo improbable II - Fernando contraataca

Hay varias razones por las que escribo este blog, a saber:

Para descosificarme haciendo algo que requiere una mínima creatividad.
Para reflexionar sobre la vida y sus misterios.
Para sentirme cerca de gente a la que estimo.
Para tocar las narices de vez en cuando porque a mi me gusta llamar la atención.
Para hacer reír a mi amigo Fernando, F.

Esta última parecerá especialmente tonta pero lo cierto es que para encontrar el estado mental que requieren muchas de mis diatribas me imagino que se lo voy a contar a Fernando con intención de que se parta el culo de risa. No siempre es esta la motivación pero unas cuantas veces es así. También me gusta darle de comer porque me lo celebra mucho y somos los dos igual de tragones.

Otra cosa que me gusta es levantar polémica. Hasta la fecha lo había conseguido hablando de bragas y hace unos días he vuelto a dar en el blanco hablando de cine. Estoy encantado. Mis amigos han saltado como fieras. Fernando de hecho ha tenido un pronto de inspiración tan extenso que no se lo ha admitido el sistema de blogger y me lo ha tenido que enviar por correo electrónico. Yo paso a hacer lo que blogger no permite, es decir, a publicar íntegro, sin enmienda ni raspadura, el extenso comentario de mi amigo querido en el cual me pone a escurrir pero es igual porque yo sé que lo hace desde el cariño.



Hola comadres! Lo digo por el comadreo cultureta apolillado que os traéis entre manos a costa de una peliculita de nada.

Alfredo no alcanzo a comprender qué es lo que te ha pasado con "Lo imposible". Diríase que tienes pesadillas todas las noches con ella, vamos que la quieres someter al fuego purificador eterno.

Paso a rebatir gran parte de tus argumentos:

1- Por qué casi todo el mundo ha visto lo imposible? Puede ser que esté muy bien hecha, no solamente con respecto a la técnica, sino que también te transmita sentimientos, o puede ser que todo el mundo sea una especie de masa informe adocenada a la que solo le interesan las películas USA con muchos efectos especiales. La verdad es que esta película es de dirección y producción española, si bien es verdad que los actores son extranjeros (creo que hay algo relativo al marketing por ahí, te suena?).

2-Tú me conoces amigo, lo digo por lo de las preferencias sexuales, pero mira tú que no me acuerdo de la teta de Naomi Watts, lo cual me entristece profundamente porque la mujer tiene su aquel, pero también es indicativo de algo... Efectivamente los actores no serán españoles pero Naomi Watts y el niño mayor lo bordan, sobre todo el niño. De hecho al niñito le han dado un premio y todo. A mi que sean españoles o americanos me la trae floja con perdón, lo único que quiero es que trabajen bien y en la película lo hacen sobradamente. Vamos, que no entiendo por qué si los protagonistas de la historia real son españoles, lo deben ser los actores. Igualmente, tampoco entiendo por qué es necesario que los actores sean españoles si la película está dirigida y producida por españoles. Los USA que tienen la mente mucho más abierta que muchos europeos, y tú lo sabes bien, reclutan a quien mejor lo haga sin tener en cuenta la nacionalidad u otro tipo de zarandajas. Otra cosa, igual me equivoco, pero no recuerdo que en la película se indique en ningún momento la nacionalidad de los protagonistas, no entiendo por tanto por qué deduces que sea una familia americana. Eso sí, al final se cuenta que la protagonista de la historia real fue una familia española. Por cierto, me consta que Naomi Watts estuvo seis meses o más empollándose la historia real con la señora española que la sufrió para hacerlo lo mejor posible. Desde luego a mi me parece una gran actriz, no se a ti...

3- Dices: "Han compuesto una especie de docudrama". Docudrama es un calificativo irónico, y si lo acompañas con "una especie de" me llega el mensaje de que para ti es una especie de bodrio que no te ha gustado absolutamente nada. Parece que vas en contra de la crítica en general, porque gran parte de la crítica ha comentado que la película tiene una realización técnica impecable, incluso sobresaliente y que a nivel emocional es muy contundente. Ya se, me puedes decir eso de que los críticos están vendidos, etc, etc. Yo también lo pienso muchas veces. Personalmente creo que efectivamente en algunas partes se abusa del sentimentalismo, pero que en general el nivel de transmisión de la catástrofe y de la emotividad es adecuado.

4- No sé por qué te escandaliza que a esta familia les asista un seguro y que los repatrien con las mejores comodidades. Es más, me sorprende bastante. Tú mismo en esa situación, si pudieras, te conducirías igual. El es directivo de una empresa farmacéutica, no sé de qué me suena. Si tu hicieses con tu familia ese viaje no intentarías tener un buen seguro por si acaso? Me imagino que sí, si te lo pudieses pagar verdad? Vamos, que no creo que utilizases como bandera en ese mismo momento la lucha de clases. Yo cuando estaba viendo la película, me encontraba totalmente metido en la historia y respiré cuando pudieron salir del infierno. Ya sé que murieron cientos de miles de personas, pero en ese momento me identificaba con esa familia en concreto y quería que se salvara. Sí, eso que a ti te parece lastimoso y no entiendo aún por qué. Por otra parte, creo que la película no ha venido mal para que todos recordemos qué ocurrió en Tailandia. Por qué no nos pueden presentar como algo próximo un hecho luctuoso? Eso sí que me lo tienes que explicar con la próxima cerveza que nos tomemos.

En resumen, cuando vayas al cine quítate la venda de los escrúpulos que tienes, déjate llevar y disfruta. Por supuesto utiliza un espíritu crítico, pero que sea un poco más amplio y más generoso.

Besos mi amol

PD: yo, al igual que nuestro querido amigo, estoy totalmente en contra de las subvenciones para el cine español y muchísimo más teniendo en cuenta la que está cayendo  




lunes, 24 de diciembre de 2012

Lo improbable

He estado en el cine. Me gusta el cine, me gusta a rabiar, es de lo que más. En otras épocas de mi vida, más laxas y desocupadas acudía a las salas al menos dos veces por semana. Ahora he conseguido complicarme lo suficiente como para que esto no pueda ser así pero no es por falta de ganas, palabrita. Eso sí, llevo unos días disfrutando bastante con el tema de la crítica. Básicamente porque da pie a airadas discusiones con los amigos, un par de tíos raros que no hablan de fútbol. Es que los pobres van al bulto y están llenos de prejuicios pero yo los quiero igualmente.

Estuvimos discutiendo sobre "Lo imposible". Si alguien no la ha visto, o vive en otro planeta o estaba más pendiente del fin del mundo de los mayas que de otra cosa, esta peli es la historia - real toda ella- de una familia española que estaba pasando las vacaciones en Thailandia cuando de repente les pasó un tsunami por encima. Matrimonio y tres hijos. Las pasan más putas que en vendimia pero al final consiguen reunirse todos de manera casi milagrosa. Como los españoles somos morochitos y poco glamurosos en general, la peli la han protagonizado Ewan Mac Gregor, que está buenísimo, y Naomi Watts que se dice enseña una teta pero yo pienso que pueda estar doblada (ella, la teta está derecha). Estos actores tan rubios y tan guapos están acompañados por tres niños ideales que bien podían ser modelos de Neck&Neck por ejemplo. Para acabar de arreglarlo la familia es americana porque la película está hecha para mercados internacionales en los que todo el mundo sabe qué es americano pero en los que cuesta saber que es español (esto último hay que reconocer que es un concepto difuso incluso en España misma). Los productores, que han manejado pasta de Telecinco, han compuesto una especie de docudrama en el que las bellas víctimas de esta tragedia pasean desgracias y heridas por un territorio devastado, hospitales desbordados, líneas de telefonía móvil caídas y en general restos de civilización echaditos a perder. Finalmente la familia se reúne aunque parece algo imposible (de ahí el título) y entonces llega para mi lo que es el momento cumbre de la película, tras operar de mala manera a mamá para salvarle la pierna, la familia es repatriada en un avión medicalizado hacia el mejor hospital de Singapur. Me gusta esta escena por cómo está construida: Aeropuerto abarrotado, gente amontonada contra las vallas metálicas, buscando desesperadamente un lugar para escapar de aquel infierno aunque sea en una bodega de carga y en medio de ese marasmo se presenta un individuo todo trajeado, bien afeitado, con gesto grave pero amable que anuncia a la familia McGregor-Watts que su seguro de Swiss Life les incluye ese súper-viaje a Singapur para que mamá se recupere. Es espectacular. La esencia misma de Telecinco, la publicidad perfecta, el paradigma entre las compañías privadas y el alivio personal, la materialización absoluta del la fábula de la cigarra y la hormiga. Es genial. La película está muy bien hecha desde el punto de vista técnico, bien medida, bien encuadrada... no le falta detalle. La lástima es que la historia se limite a regodearse sobre unos sucesos luctuosos presentándolos como algo próximo. Es un chafardeo bien descrito, que tira de la lágrima fácil y que persigue que el público piense de los protagonistas que son una pobre gente y que se alivie mucho cuando los recoge Swiss Life. Me parece lastimoso.

Sin embargo esta semana he visto una que me ha encantado: "Una pistola en cada mano". Para cierta parte del público tiene algunos problemas que yo ya voy anticipando para que nadie se llame a engaño, a saber:

  • Carece de efectos especiales. Todo ocurre en la calle, con gente conversando y no hay un triste puñetazo.
  • Está protagonizada por actores españoles (y un par de argentinos) que tienen ideas políticas y que en algún momento han manifestado y aunque en la película no hay ninguna mención a la política, hay quien no se puede sacar esto de la cabeza.
  • No hay teta por más que trabajen tías muy guapas.
La película habla de tíos, de tíos de mi edad, de lo que se nos pasa por la cabeza y de los problemas que tenemos con las tías (que es lo que básicamente nos pasa por la cabeza). Alguno dirá que está muy visto pero a mi no me lo parece. Es más, disfruté como un enano. La recomiendo vivamente. Daos prisa porque con la ausencia de efectos especiales, de sexo y de masacre es posible que la película desaparezca en breve. El Hobbit durará más, no preocuparse.

Mi amigo J se indigna mucho con que se subvencionen estas cosas. A mi por una parte no me acaba de cuadrar que se subvencione el cine pero por otra pienso que si se deja en manos de la oferta y la demanda quedaremos a merced de los seguidores de "Gandía Shore", "La Noria" y "Qué tiempo tan feliz" y la verdad es que a mi me gustan otras cosas. 



domingo, 23 de diciembre de 2012

Noche de amor

- ¿Estás loco Carlos? ¿Cómo se te ocurre llamarme ahora? Estoy en casa de mis padres, con Rubén y los niños, ¡es Noche Buena! susurraba Susana en un rincón entre agobiada y complacida. El hecho de que su amante sevillano le siguiese escribiendo y buscando le producía una sensación placentera. Saberse querida y deseada le daba un plus de seguridad en sí misma y una notable alegría de vivir. Sin embargo esta vez Carlos estaba arriesgando mucho. Sabía perfectamente que ella se encontraba celebrando la Noche Buena con su familia y que no era el momento de conversaciones amorosas.

- Pues claro tonto, y yo a ti pero es que me estás poniendo en apuros. ¡Me van a oír y se van a dar cuenta!

- Sí...

- Sí, sí...

- Bueno anda, feliz navidad a ti también, sé bueno y no bebas mucho. Adiós, adiós, un beso.

- Un compañero de Sevilla, dijo al regresar a la gran sala de estar donde se encontraba reunida la familia. Tenemos una colaboración con ellos y el tío anda haciendo experimentos estos días. Llama para contar resultados y felicitar la fiestas todo en el mismo pack, está un poquito ido. Susana justificaba su ausencia con una explicación que nadie le había pedido. Al fin y al cabo es normal que la gente te llame para felicitarte la Navidad. Si Susana se explicaba lo hacía para conjurar su miedo a ser descubierta.

- Yo también tengo mucho lío estos días, parece que la gente se pusiera de acuerdo para crear problemas en el momento más inoportuno- intervino repentinamente Rubén preparando el terreno. Entre tanto los niños correteaban, gritaban y metían cuanto ruido cabía esperar en una fiesta familiar en la que se encontraban a sus anchas, jugando con su colección de primos, en la enorme casa de los abuelos, con licencia para cualquier tipo de trastada; una noche en la que se te perdonaba todo si eras menor de 14 años o sí, como el hermano menor de Susana, te encontrabas a doce mil kilómetros compartiendo la velada con la familia de tu novia americana.

Esther y Sara, las hermanas de Susana, ayudaban a su madre en la cocina. Rubén conversaba de política y economía con Armando, el marido de Esther, y del progresivo deterioro de la situación nacional. Adrián, el novio de Sara que se había sumado por primera vez a la celebración familiar, estaba un poco aquí y allá. Se le notaba un tanto desubicado por más que todos estuviesen siendo correctísimos con él.

- Me toca volver a París otra vez, insistió Rubén, tenemos un lío grande con una carga en Ormuz. Nos han parado un barco y hay que templar gaitas con los iraníes.

- ¡Caramba, suena complicado eso! terció Adrián con ánimo integrador. Rubén aprovechó la ocasión para darle una extensa charla sobre su trabajo y las interminables complicaciones asociadas a su proyecto de cuñado. Este las seguía con fingido interés, arrepintiéndose un tanto de su intento de socialización.

- ¿Eso significa que te vas otra vez? No habías dicho nada- intervino Susana. ¿Y cuando te marchas?

- Estaba pensando coger el vuelo de mañana a las siete de la tarde...

- ¡Qué triste! Viajando por trabajo el día de navidad- acertó a decir Sara que pasaba por allí.

- Es lo que toca, contestó Rubén tratando de componer una mueca de humildad.

- ¿Y hasta cuando te quedas? intervino Susana. Te recuerdo que tenemos unas reservas para el fin de año en Vaqueira y que luego habrá que pasar unos días en Tarazona, ese pueblo tan bonito...

- Pues no lo sé querida, depende de lo que diga el ayatollah de turno y de nuestra capacidad para convencerle de que no estamos traficando con pornografía . Lo mismo me toca viajar hasta Omán así que llegado el caso te vas con los niños a Vaqueira y santas pascuas. A Tarazona ya iremos cuando se pueda.

- Sí, en verano que es cuando da más gusto, replicó Susana. En fin, ya veremos como nos organizamos. Y en su fuero interno empezó a disfrutar ante la posibilidad de un paseo en AVE hasta Sevilla para dar un paseo con Carlos. Al fin y al cabo ella también tenía viajes de trabajo pendientes.

- ¡Mamá, mamá, Rodrigo está dando saltos en la cama! anunció el pequeño Pablo contrariado por la actitud transgresora de su primo.

                                                                      ***

No estaba siendo el mejor año para Irina-Cécile y su esposo, Fraçois. Desde la primavera su relación se había deteriorado, las discusiones eran habituales y cada vez hacían más vida separada. François sentía una profunda desesperación. Estaba convencido de que su mujer tenía un amante y de que estaba a punto de abandonarle. Lo sabía. Sin poder reprimirse había llegado a husmear entre las cosas de ella, móviles, ordenador, cuadernos de notas... Había encontrado alguna referencia vaga, alguna indicación, algo sospechoso. No sabía el nombre de él y menos aún conocía su rostro, su voz o las circunstancias de su vida pero sabía que estaba ahí.

Habían pasado los meses, había pasado el verano y el lluvioso otoño de París había dado pie a un invierno frío. Irina estaba enamorada de su amante español pero se sentía que el tiempo transcurría y que todo seguía igual. Al final se estaba convirtiendo en la aventura parisina de un ejecutivo extranjero a quien lo que de verdad importaba eran su mujercita y sus hijos y que todo lo que quería era una rubia con la que echar un polvo en un estudio de París. Todo sonaba asquerosamente tópico, una bohemia de lata y una frustración de libro.

Aquel día de Navidad estaban en casa de la madre de François que recientemente había terminado su tratamiento del cáncer de mama que meses atrás le había sido diagnosticado. La tarde revestía un deje de tristeza en una casa donde no había niños, ni más gente. François era hijo único y sus vástagos solían pasar la navidad con su madre y la nueva pareja de esta en Estrasburgo. Por otra parte Marie-Elise, la madre de François, nunca sintió mucho aprecio por su nuera a quien encontraba demasiado joven, demasiado provocativa y demasiado extranjera para su hijo. Así estaban las cosas cuando sintió Irina la vibración que identificaba la entrada de mensajes en su teléfono. "Estoy delante de tu casa en este momento", decía el SMS entrante.

Un escalofrío recorrió el cuerpo de Irina al que sucedió una acuciante urgencia por irse de allí y encontrarse con su amante que la esperaba en otro extremo de la ciudad. "Voy. Espérame. No te marches". Irina anunció a su marido y a su suegra que tenía que salir urgentemente, que había un problema en el trabajo y que no se preocupasen por ella y que siguiesen celebrando. Que se llevaba el coche porque François dispondría de tiempo para pedir un taxi.

Aquel día de Navidad el tráfico parisino se mostraba más que razonable y el recorrido por la autopista de circunvalación no se demoró excesivamente. Con eso y con todo se le hicizo largo el recorrido hasta que por fin se encontró frente al número 30 de la Rue de la Cépède. Allí estaba Rubén sentado tras la cristalera de L'Envol, frente a una taza. No se lo podía creer. Estaba emocionada, excitada, quería verle, tocarle, besarle. Rubén la vio entrar en el café y se puso en pie. Ella se abrazó a él y sintió las lágrimas resbalar por sus mejillas. No quiso decirle nada. Ni siquiera quiso preguntarle si estaba allí para quedarse lo que Rubén agradeció porque no tenía respuesta.




domingo, 16 de diciembre de 2012

Lecciones de Historia

 Como había amenazado, aquí estoy de nuevo para hacer crónica de la mejor película que he visto en bastante tiempo: "Abraham Lincoln, cazador de vampiros"

La historia empieza durante la adolescencia temprana de Abe, en un villorrio de Illinois que es el estado del que viene Obama. Para aquellos que estén un poco justitos de Geografía e Historia, Illinois es un estado del norte, de los de la Unión, no de los confederados. Para los que no lo sepan y quieran tirarse el pisto delante de amigos y familiares durante las entrañables fiestas que se avecinan, se pronuncia "Ilinoi".

El caso es que Abe niño anda con su padre haciendo no-se-qué en la zona del río cuando ve que unos hombres malos y chulescos maltratan a un pobre negrito de su edad pero más bajito pues es bien sabido que Abe tenía un problema hormonal que le produjo una notable acromegalia y que seguramente le hubiese dado una ancianidad llena de sufrimientos de no haberle sido abreviada la existencia por aquellos pavos de mal perder que se lo llevaron por medio. El caso es que los malos se ponen a golpear al negrito y Abrham sale en su defensa con lo cual se lleva también lo suyo. Papá Lincoln se interpone y el señor chulesco del látigo le arruga con sus palabras amenazantes.

Esa misma noche, mientras duerme, el joven Abraham se despierta sobresaltado por unos ruidos en el piso de abajo, donde duermen papá y mamá. Abe se asoma con cautela y, en lugar de ver a sus papás jugando a los médicos que habría sido lo normal, se topa con que el malote del látigo, que es un vampiro, está chupándole la sangre a su mamá, quien muere a consecuencia. ¿Dónde se encuentra papá a todo esto? Pues ni puta idea, bastante agobio tenía con la cabina de avión a 28 grados en la que estaba confinado viendo la peliculita, pero carece de relevancia para el resto de la historia. El caso es que la madre muere y Abraham se va por el mundo a hacerse mayor y abogado, paso previo y elemental antes de llegar a presidente de Estados Unidos.

Ya crecidito Abe vuelve a su villorrio a vengar la muerte de mamá a tiro limpio contra el malote, del cual ignora la condición de vampiro pese a lo que ha visto, el pobre Abe es un simple y además un seguidor de Rosseau. Mientras se toma unas zarzaparrillas en la tasca del pueblo para darse ánimos antes de acometer la faena, llama la atención de un parroquiano de aire misterioso que se encuentra en el local. Fundamentalmente porque mientras empina el codo se le cae el pistolón al suelo.

Abe se va a buscar al malo y cuando lo encuentra le pega un tiro que parece haber fallado sorprendentemente. El malazo sale tras él y lo acorrala en una caseta pero durante la pelea Abe consigue recargar la pistola y recibe al malo con un segundo tiro en todo el ojo. El malo parece caer muerto. Sin embargo, cuando todo el pescado parece irremisiblemente vendido, el malo se resucita y se tira, literalmente, a por su cuello. Ese es el momento en que aparece el colega del bar y le espanta a este pollo vampírico. Entonces es cuando a Abraham le hacen la luz. El espantavampiros le viene a explicar que América toda está llena de ellos, que están camuflados entre la gente normal y que se confunden con cualquiera. Sólo al llegar la noche se quitan el disfraz y parten a chupar sangre como locos. Entre espantado e indignado (Lincoln era un tipo que se indignaba mucho ante la injusticia, la mentira y la esclavitud, por algo es santo civil), Abe se compromete a luchar contra el vampirismo. Para ello acepta seguir un entrenamiento y convertirse en una especie de agente secreto antivampírico.

¿Y cómo se liquida a un vampiro? Se preguntará una parte del respetable igual que hizo Abraham. Con una estaca de roble clavada en el corazón, contestarán los más clásicos. Con un revuelto de ajos tiernos dirá algún gracioso. ¡Pues no! A los vampiros hay que matarlos con plata. ¿Y por qué con plata? Pues porque con treinta monedas de plata pagaron a judas por traicionar a Cristo lo cual hace que este metal sirva para matar vampiros, hombres lobos y cualquier clase de horror maléfico y pecaminoso.

Con semejantes antecedentes Abe y su amigo se hacen un hacha con la hoja de plata y el primero se somete, por parte del segundo, a un intenso entrenamiento que lo convierte en una especie de leñador-maestro-kung-fu de cargase de bueno y de habilidoso.

Ya graduado se va Abe a ejercer de agente secreto (durante la noche) a otro villorrio de Illinois (presumo que Chicago que hoy en día es una gran ciudad pero que empezó como villorrio). Durante el día trabaja en un ultramarinos, que no sé cómo se llamarán en América, lo mismo antemarinos y hace de abogado, se mete en política y liga con Mary, su futura esposa y Primera Dama. Por la noche descabeza vampiros sin ninguna piedad y se deshace de los cuerpos. Los vampiros son que si el farmacéutico (que no me extraña), que si el jefe de la oficina de correos, que si un cuñado de Mary, en fin, gente de lo más corriente a la que nadie echa en falta cuando Abe les da boleta.

En su faceta política Abe se destapa  como un hombre honesto, modélico ciudadano, amante de las libertades ciudadanas y, aquí está la madre del cordero, enemigo acérrimo de la esclavitud.

El caso es que poco a poco Abe va dejando el antivampirismo por la política activa y así a lo tonto, llega a presidente como quien no quiere la cosa. Es entonces cuando decide que por el poder del que ha sido investido va a ordenar el fin de la esclavitud y aquí llegamos al nudo gordiano de esta revisión histórica. El tipo que le ha adiestrado en matar vampiros, que es a su vez un vampiro aunque este sólo se alimenta de sangre de lata porque es un ser de nobles sentimientos, le explica que eso no puede ser porque los vampiros, que se han afincado en los estados del sur, utilizan a los esclavos negros para alimentarse de ellos y así dejan en paz a los blancos del norte. Pero esto a Abe le da igual, lo que es justo es justo y él, en su personalidad de presidente, procede a abolir la esclavitud. Como no podía ser de otra manera esto desata la guerra civil que dura y dura como el conejito de Duracell porque los ejércitos del norte no consiguen doblegar a los rebeldes. Y los que tenemos ciertas inquietudes históricas es aquí donde quedamos perplejos porque no es que los confederados fuesen gente brava y motivada, ni que Robert Lee le diese cincuenta vueltas al mejor general de la Unión, no; ni siquiera la patanería, falta de escrúpulos y desinterés de políticos y militares federales tenían nada que ver. La cuestión es que el ejército rebelde ¡¡¡está formado por vampiros!!!  Y que el mismo Jefferson Davies (presidente confederado, N. del A.) es un hombre de paja manipulado por el jefe supremo vampírico que hace y deshace a su antojo para poder mantener sus granjas de esclavos negros a los que chupar la sangre y de las que el maldito Lincoln quiere privarles.

Para no enrollarme mucho me voy derecho al final. Hay una única forma de acabar con la horda vampírica-sureña que obviamente supera cualquier carga militar de los soldados de la unión a los que aniquila sin piedad: dispararles munición de plata. Con esta brillante idea se procede a recolectar plata que todas las familias adineradas de Boston donan gustosas y a hacer unas estupendas balas y bolas de cañón para matar soldados vampíricos y liberar a los esclavos.

El transporte de las balas al frente, que se hace en tren, es de lo más accidentado porque el vampiro jefe se entera de la jugada y trata de impedir que la munición mágica llegue al frente. Abe, que es un tipo muy responsable y que está muy despechado porque los vampiros han matado a un hijo gordo que le han puesto, ha retomado el hacha de plata y va en el tren con su amigo negro y el entrenador vampírico. En fin que, como era de esperar, el malo ataca el tren, hay una lucha brutal, el malo muere, los buenos se salvan y el tren se va a hacer puñetas pero como Lincoln es muy listo, ha enviado las municiones por otra vía, el tren era un señuelo ¡ja, ja, ja!

La película termina con los soldados sureños-vampíricos muriendo inopinadamente, víctimas del más absoluto estupor y de la argéntea munición. Se liberan los esclavos y todos contentos.
Me ha parecido curiosísimo lo que hacen los americanos con la historia, la manera en que la retuercen y la acoplan a una buena venta y me ha parecido una idea magnífica para trasladar a nuestro país o conjunto de ellos. Así puestos podrían hacerse películas del tipo “Zumalacárregui contra los zombis españolistas”,  “Roger de Flor cazador de hombres-lobo” o “Martirio y milagros de Manuel Goded” por sugerir algunas,  de visionado obligado en las escuelas. Total para como nos estamos quedando por lo menos echamos unas risas…
 
Abe Lincoln con su hacha en plena faena en el tren de las balas de plata. Un cagarro espectacular.

viernes, 7 de diciembre de 2012

Cruzando el charco una vez más

Hola a todos.

He estado ausente una temporada porque la vida se me ha complicado sobremanera con historias feas y tontas de las que te quitan el humor y las ganas de hacer cosas pero hoy he dormido como un campeón y he decidido materializar mis ideas de hace un par de días y seguir compartiendo experiencias vitales con mi apreciada parroquia así es que vamos allá.

Este pasado lunes me fui de viaje, como es habitual y fue cruzando la mar océana, como de costumbre, si bien esta vez cambié el trayecto y en lugar de hacer los ya tradicionales 11.000 Km para llegar a Buenos Aires, cambié el tiro y los hice para dirigirme a la no menos lejana ciudad de Seattle, sita en el pintoresco estado de Washington, alias The green state, en Estados Unidos.

El viaje, en clase turista, fue un horror absoluto. Esta vez fue en British Airways, hermanita o más bien hermanastra de nuestra Iberia. La clase turista aquí se llama tourist class y seguro que al francés se traduce como la classe de merde des avions anglaises asqueroses; son países que se entienden. Bueno pues mi ruta era un Madrid - Londres - Seattle y lo hice con mi compañero y amiguete el indio, un colega que se llama Tamal Raha y con el que he hecho buenas migas porque el pobre está de inmigrante en Madrid, pasando exactamente por lo mismo que he vivido yo en unos cuantos países.

De Madrid a Londres todo normal pero una vez allí empezó la fiesta. Tras un paso complicado por la seguridad del aeropuerto de Heathrow, que es tan neurótico como el peor aeropuerto americano, llegamos al asiento de la fila 50 de un Boing 747, esos que tienen dos pisos y que molan tanto desde fuera. En la fila 50, tres asientos en el lado de la ventanilla, se nos había incrustado una encantadora dama británica de más de 300 libras (de peso) que se había encajado en el asiento del centro. Yo, que tengo lamentablemente cierta experiencia en cruzar el Atlántico junto a obesos mórbidos, fui directamente a la parte importante, los reposabrazos, pudiendo comprobar al primer vistazo que los tenía levantados y que así iban a seguir porque las carnes de la gorda impedían su bajada. En esto llega mi indio y comenzamos a discutir sobre las plazas asignadas - el indio tenía justo la que ocupaba la gorda- y la luz de la esperanza comenzó a brillar. Una azafata se sumó al debate que concluyó en que la gorda se había equivocado de lado del avión y que no tendríamos que viajar con ella. En ese momento la preocupación por mi supervivencia (y la del indio) se tornó en preocupación por la de la señora quién, cosas de británicos, se azoró muchísimo, se puso coloradísima y comenzó a hiperventilar y a deslizarse por la peligrosa pendiente del ataque cardiaco. Poco faltó para que tuviésemos que extenderle un certificado de que no nos importaba y que no tenía que preocuparse que la perdonábamos-palabrita del Niño Jesús de Praga. Finalmente se nos calmó la señora y se marchó a expandir sus carnes a otra zona de la aeronave. Más tarde me fijé por curiosidad y vi que las agraciadas eran dos jóvenes de volumen escueto. Las pobres.

No acabaron aquí los problemas. El avión estaba averiado y se pusieron a repararlo con el pasaje dentro. Por cierto, la avería nos tenía, además de parados, sin aire acondicionado. Para amenizar la espera, que rayó las tres horas, me puse a ver una película y qué mejor que "Abraham Lincoln cazador de vampiros". Me impresionó tanto que decidí en ese momento que tenía que contarla en mi blog para ejemplo de propios y extraños y para mayor aprovechamiento de las generaciones venideras y porque pienso que los que me leen son todos personas con el suficiente buen gusto y sentido común para no ver algo así. El caso es que a mi me sale este ramalazo morboso de vez en cuando y no puedo remediarlo y además mi situación miserable en aquel momento estaba reclamando algo radical para acompañar mi ruina física de una apropiada ruina moral, qué coño. Luego os la cuento.

Además de este hermoso título y dado que el confort que ofrecía el avión no me dejaba oportunidad para comer, moverme o incluso respirar hondo, me dediqué a ver películas. Además de la que he dicho me tragué: "Ice age 3: La deriva continental", "The Bourne legacy", "Prometheus" (por cierto que me gustó bastante) y un episodio de "The big-bang theory" en el que Penny les regala a Leonard y a Sheldon sendos teletransportadores de juguete de la serie Star Treck.

En Seattle me llevaron a cenar al Space Needle, la famosa torre esa tipo "pirulí" que es una especie de símbolo de la ciudad y que procede de una expo que hicieron allá. El restaurante estaba bien para ser americano y tenía la particularidad de que daba vueltas y podías ver toda la ciudad en intervalos de 47 minutos. Toda la ciudad de noche porque en Seattle en esta época además de llover como en todas las demás épocas, amanece a las 7:30 y anochece a las cuatro de la tarde, lo sé bien porque me acostaba a las 0nce y diez y a las cinco de la mañana ya no me aguantaba en la cama, las nueve horas de diferencia son matadoras.

En el viaje de vuelta me vi otra vez "Prometheus" pero esta vez traducida al español-latino neutro, un aborto de nuestro idioma que han ideado en algún cuarto oscuro y siniestro de alguna multinacional para doblar las películas americanas en un sitio nada más. Además me tragué "Brave" y "Total recall" y conseguí dormir tres horazas gracias al consumo de una unidad de Dormidina-25. De lo contrario también me habria vito el remake de Spiderman.

Supongo que con toda esta agitación se comprende que esta noche halla pasado once horitas en brazos de morfeo.

Aquí el skyline de Seattle con el Space Needle en primer plano, aquí unos amigos.