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martes, 24 de diciembre de 2013

Concierto de navidad

Libre de obligaciones y sin saber muy bien qué hacer con el tiempo de mi vida decidí aquella tarde salir a ver qué se me ofrecía. Tras una sesión de ejercicio que me había reconciliado con el mundo de la testosterona y una ducha larga y caliente me sequé con brusquedad, me perfumé con generosidad y me coloqué estratégicamente el pelo para aparentar lo que no hay; el agua calcárea de la ciudad jugaba en mi equipo. Tras vestirme con estudiado desaliño y tomarme mi tiempo para calzarme salí a comerme la ciudad. Los tres días sin ver una cuchilla de afeitar contribuían al look falso-guarrete que había elegido. Me sentía guapo y salí a la calle con paso firme. Decidí en primer lugar dar una vuelta por la Plaza de san Pedro. Es curioso lo que aparece en la ciudad cuando quitas los miles y miles de turistas que la pueblan. La plaza estaba despejada siendo lo más destacado un grupo de orientales, supongo que coreanos, que se hacían fotos todos juntos y que eran dirigidos por un guía que cantaba con buena voz. Los orientales son raros, parecen de otro planeta.

Sin mucho donde rascar en las pedanías de la Santa Sede orienté mis pasos hacia el centro. No sé, quizás alguna turista francesa o alemana con ganas de tener un viaje original me diese carrete. Incluso alguna de las miles de americanas que deambulan por la Ciudad Eterna podría alegrarme la tarde. Llegados a la Piazza Navona, indecente e infumable por la multitud de casetas del abominable mercado navideño, me pidió el cuerpo una cerveza. ¿Por qué no? Con esta pinta seguro que quedo bien interesante sentadito en un café. Dicho y hecho, al Antico Caffe de la Pace donde me hice servir una birra rossa, que es la única cerveza decente que se fabrica industrialmente en este país. Las camareras son muy monas y muy solícitas. Incluso muy extranjeras pero les pasa lo que a todas las camareras, están trabajando y sólo piensan en salir: tú eres la clientela, punto.

Cazzo di Daniela! ¡Con lo poco que me apetece salir! ¿En qué hora le diría yo que sí? Los domingos son para quedarse tirada en casa, no para andar por ahí. En fin... ¿Que coño me pongo? A ver, para ir de concierto igual un poco fina pero oye, que tampoco es una cosa tan seria ¿no? Total es una parroquia de barrio. Pues sí mira, estos vaqueros que están muy apañados. Y los botines marrones. Son un poco antiguos pero me gustan y son cómodos, total, concierto y vuelta a casa, no necesito más. Mañana se trabaja, no hay que trasnochar. ¿Dónde estaba este maldito sitio? ¿En Monteverde Vecchio? A ver si lo encuentro. ¿Hay por ahí donde dejar el coche? Este perfume va bien, sí es así fresquito. ¿Una rayita en el ojo? Parroquia de... de... Sí, sí, me acuerdo, de María Regina, eso es, Maria Regina Pace, cerca del Viale dei Quatri Venti. Anda que también vaya sitio, ya se podían haber ido al centro. ¡Ay Daniela! Esta me la vas a pagar.

A) Me aburro ciento. B) Me estoy meando. Creo que voy a proceder en orden inverso, un pis y a la calle. Me parece que no está de Dios que haga yo amistades hoy. En fin, una passegiata no me la quita nadie, es lo bueno de esta ciudad, que tiene una passegiata de puta madre. Tengo un poco de hambre pero me da un perezón de muerte comer sólo. ¿Alguna donna para cenar conmigo? Estaría gracioso gritarlo en voz alta. Lo mismo alguna recogía el guante. Vaya usted a saber, si hay algo imprevisible en el mundo son las tías.

Ignoro cual es la relación que guarda la vejiga urinaria con el sistema nervioso central pero el caso es que vaciada aquella, se dota este de una renovada clarividencia.

- Esto es un absurdo. Lo más adecuado va a ser volverse a casa y enchufarse a una película. Además mañana se trabaja así que es tontería andar perdiendo el tiempo por aquí. Un taxi y a casa.

Apenas me había sentado en el taxi cuando me acordé de la convocatoria "Chiesa Regina Pacis", Piazza Pilo Rissolino. Sí, ¿por qué no? Un poquito de música clásica elevará el espíritu y además es algo fuera de lo habitual. ¡Venga! Le di al taxista la dirección y allí me dirigí.

- Daniela te mato. ¿Pero cómo que no puedes venir?
- De verdad que lo siento pero es que le ha subido muchísimo la fiebre a Lorenzo y no quiero dejarlo solo.
- ¿Pero cómo que solo Daniela? ¿No está su padre con él? Bueno mira, lo que digas. Es tu familia, tú sabrás.

Es indignante ¿qué necesidad tenía yo de venir aquí a escuchar a Vivaldi con lo bien que estaba en mi casa? La mato, mañana la mato directamente. Qué coñazo sola en el concierto dei coglioni. Estoy por volverme. En fin, ya que estoy aquí me sentaré un ratito a escuchar a Vivaldi. 

¡Coño, como está la iglesia de concurrida! A ver si encuentro un asiento libre. ¿Aquí? ¡Ah! ocupado, gracias. ¿A ver este? Que ahora vienen, sí, sí, perdone, muchas gracias, joder con Vivaldi, qué poder de convocatoria. A ver si al lado de ese individuo ¿Está ocupado? ¿No? Pues muchas gracias. Hala, a escuchar la música de Vivaldi.

Qué apañados estos romanos con sus conciertos. ¿Y quién pagará todo esto? Porque el local será gratis pero todo lo demás tiene un coste.

- ¿Perdón? ¿Ocupado? No, no, por favor, siéntese.

- Pues no está nada mal la morena ¿de dónde habrá salido?

La orquesta comenzó a tocar. Como no tengo costumbre todo me pareció muy agradable y muy bien hecho, un disfrute para los sentidos. De vez en cuando me dejaba llevar por aquella música genial cuyos autores llevan años fuera de circulación y sin embargo todavía son capaces de transmitirnos sensaciones, esas cosas mágicas que tienen la vida y la inmortalidad. El público era en buena parte familiar y había unos cuantos niños. Los niños italianos suelen estar un poco más mimados que el promedio europeo por lo que tienen una marcada tendencia a hacer lo que les parece.

La morena de mi derecha y yo cambiamos alguna mirada cómplice por cuenta de los infantes aulladores. Muy atractiva la morena, sí señor. Entre obra y obra entablamos una breve conversación sobre el comportamiento lamentable de los infantes presentes.

Pues no tiene mala pinta el tipo este de mi izquierda. Y huele bien ¿qué colonia usa? Bien afeitado debe ganar bastante.

- Sí, sí, muy mal educados. Son los padres que les dejan hacer de todo.

- No eres italiano ¿verdad? Bueno, no lo hablas tan mal pero se nota sí.

- ¿Qué dice el programa que viene ahora?

Qué mono este chico...

El concierto terminó y la sala se llenó de aplausos que condujeron a dos bises. Siempre me ha resultado curioso esto de los bises ensayados, se me antoja complicado para una orquesta con coro.

Ahora o nunca me dije, tengo que decirle algo o se me escapa.

- ¿Te apetece un café? pregunté.
- Un café y algo un poco más complicado también. ¡Me muero de hambre!

Entonces me tendió la mano con una sonrisa, pronunciando su nombre "Alessandra" y en ese momento me di cuenta de que al final, después de todo, igual cenaba gacela esa noche.


El concierto me encantó

domingo, 8 de diciembre de 2013

Liberales


http://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/12/07/madrid/1386434614_497436.html 

 Me imagino que lo habréis leído pero si no ahí queda. Es un bonito ejemplo de lo que nuestros entrañables "liberales" del PP entienden por buena gestión. Por lo que puedo interpretar esta consiste básicamente en el hecho naif de pensar un deseo y dar por hecho que se cumple, me explico. El gobierno liberal del liberal sucesor de la liberal Esperanza Aguirre, el muy liberal Ignacio González, desea ahorrar nada menos que 36 millones en limpiar la ropa de los hospitales. Para ello contrata una empresa privada y le dice que si quiere el bisnes le tiene que limpiar la ropa de hospital por euros X, que son los 36 millones menos que se quiere ahorrar. Limpiomuch SA acepta el trato y para que aquello le salga bien rentable decide soltar un ultimátum a sus trabajadores según el cual pueden aceptar una rebaja salarial cercana al 50% de sus sueldazos mileuristas o irse al puto paro. 24 horas les dan para madurar la decisión.

De resultas de la maniobra hay una parte de los trabajadores que se van porque hacen cuentas y perdiendo el trabajo pasan de cobrar 1100 a 950, por ejemplo. En este caso el ahorro liberal se va directamente a las contribuciones, impuestos y tasas que paga la ciudadanía que deberán cubrir la percepción de estos nuevos desempleados. Un ahorro cojonudo. 

Otra parte de trabajadores piensa que estando en la cincuentena y con su curriculum desprovisto de conocimientos de idiomas e ingeniería es francamente difícil que les vuelvan a contratar en ningún sitio con lo que tragan con la rebaja. Estos son los que van a dejar de pagar impuestos, van a pasar frío, van a dejar de ir al dentista, van a tener hijos malnutridos y con un poquito de suerte van a ser desahuciados. De que los hijos estudien en la universidad ya ni hablamos. Lo mismo que el primer grupo pero en cámara lenta. El maravilloso ahorro liberal se va a gastar esta vez en tribunales porque a combatir el hambre y el frío ya les ayudará Cáritas o alguna otra organización de esas que al estado no le cuestan.

Pues eso, que así es como ahorran y gestionan nuestros liberales, que no ahorran una mierda y que gestionan como el culo. Probablemente organizar bien el trabajo, asignar correctamente los recursos, eliminar asesores y reducir la administración en general son cosas más de estalinistas y por eso ellos, que son liberales, no las hacen. Ellos defienden la marca España esa, que cada vez da más lastimica verla.

Este, que además de liberal debe ser idiota, dice que se está cargando la cúpula de Hacienda porque son socialistas. Como no soy abogado no sé si eso en España es delito pero debería serlo si no lo es. Me refiero a lo de cesarle a uno por sus ideas políticas.

domingo, 1 de diciembre de 2013

Gacelas

Cuando corro soy un león. Un león viejo, con la melena rala, pesado, lento, a duras penas mantengo la carrera. Me distraigo mirando las gacelas que pasan cerca de mi. Van ligeras y muestran la despreocupación de quien se sabe inalcanzable...

Hoy he caído en la cuenta de que estoy en el tercio de población humana más vieja del planeta ¿no es un poco inquietante?


Otra vez la lotería de navidad

He estado en Madrid. Como cuando era inmigrante antes. Me he pasado 3,60 días, más o menos, y no he parado. Sobre todo he comido y he bebido muchísimo, en 3,60 días he cometido más excesos que en el resto del mes pero bueno, ya me regresé y ya es todo normal. Además de cometer excesos me gasté unos dineritos. Básicamente en ropa que en Madrid es por lo menos un 30% más barata que en Roma. También hice recados. Me habían encargado comprar lotería de navidad y yo que siempre he sido muy bien mandado lo hice. Dos de esas secciones que si no me equivoco se designan como "décimos" y que por lo visto puedes llegar a ganar hasta 300.000 eurazos si te toca el premio mayor con una paupérrima inversión de sólo 20 euros por papelina. Visto así es un negocio redondo. La lotería de navidad es, por lo que tengo visto y entendido, una tradición en nuestro país y forma parte del manidísimo espíritu navideño. La navidad consiste en atascos, comilonas, compras desaforadas, Cortilandia, su poquito de vandalismo callejero, la lotería y, como no, criticar el espíritu navideño como estoy haciendo yo ahora mismo. Que no se diga que no respeto las tradiciones.

Yo no tengo hábito de comprar lotería. En la casa familiar, la de la familia de la que procedo, no se hacía y ya cuando he andado por libre pues nunca he comprado loterías más que aquella que te ponían en el trabajo y no siempre. Entonces me decían que si luego tocaba y yo no había comprado iba a sufrir y nadie se creía que yo no jugaba, todos pensaban que jugaba "a que no toca" que es a lo que suelen jugar quienes dicen que no juegan a la lotería. De hecho una vez tocó un premio menor, yo no llevaba y me resultó bastante indiferente.

El caso es que en casa de mi santa sí que la compran. No lo censuro, eh, me parece muy bien. Es parte del espíritu festivo y disfrutar de las fiestas y alegrías es una cosa muy positiva y muy buena siempre que no sea a costa de maltratar a nadie como es el caso. Ellos siguen una estrategia que consiste en que se compran dos décimos, uno para consumo propio y otra para repartir en familia y a mi me comisionaron para comprar los dos décimos de P, cosa que hice con éxito en El Corte Inglés que tiene de todo. Ojo, los pagué en efectivo porque jugar a crédito me parece un exceso de todo punto. 40 euracos en dos pedacitos de papel cuyo diseño encima no vale un comino. En fin, si con eso se gana en felicidad y armonía bien gastados están y si encima me transforman en esposo de mujer rica ya ni te cuento aunque la probabilidad de que esto llegue a ocurrir es francamente baja.

Me he estado preguntando el por qué de mi aversión a la lotería, a la de navidad y a todas en general. Esta aversión se hace extensiva también a las quinielas y demás juegos de azar patrocinados por el estado. Los demás, los de casino y eso, me resultan más bien indiferentes aunque no seré yo el que se arruine en una mesa de ruleta o similar. Creo que ya sé que es lo que me molesta de la lotería.

La lotería es la solución mágica de los problemas. Efectivamente el dinero abre muchas puertas y resuelve muchas situaciones. Este de la lotería es dinero que cae mágicamente y sin esfuerzo sobre los individuos y resuelve situaciones particulares sin más. Muchos individuos porfiando por ganar ese premio que resuelva sus asuntos sin corregir lo que está mal es lo que significan loterías y quinielas. Una solución mágica, gratis, sin esfuerzo y sin riesgo, la antítesis de la justicia y del bien hacer que es en mi humilde opinión la revolución pendiente. Serán manías mías pero encuentro algo censurable en todo ello. Para colmo y por algún motivo encuentro esto de la lotería relacionado de alguna manera con la necesidad que tienen muchos compatriotas (y no solo compatriotas) de tener una figura gobernante que es justa por definición, que está por encima del bien y del mal y de las elecciones, que es permanente e incuestionable, lo que viene siendo un rey, vaya.

En fin, que ni la lotería creo que vaya a mejorar la vida de casi nadie ni que los reyes sean necesarios pero bueno, aquí estamos. Feliz navidad.