The present article describes how a jumper drastically shrinked in a washing machine is treated with a tensioactive substance diluted in tap water in order to recover its original size. The jumper is still alive after the test and plenty of lovely smell.
Introducción
Desde que en los años cincuenta del pasado siglo las lavadoras empezaron a hacer su aparición en el panorama doméstico español (Eisenhower, 1959) una serie de fenómenos, extraños al principio, pero más cotidianos al cabo de un tiempo (De Blas, 1974) relacionados con el tallaje de la ropa fueron registrados sobre el suelo patrio. Este fenómeno reportado por diversos autores en congresos tanto nacionales como internacionales (Martínez, 1977; Azcárraga y col. 1979) fue identificado como encogimiento de las prendas.
El encogimiento fue temprana y profusamente estudiado por la comunidad doméstica nacional que identificó como causa fundamental el uso de la lavadora automática (De Blas, Buendía y Bonacho, 1979). Responsables domésticos de procedencia variopinta reunidos en congreso dieron a luz el famoso comunicado de la ropa encogida (Peñalva, 1981) suscrito por aclamación y que básicamente se resume en "Cómo vuelvas a meter el jersey en la lavadora con agua caliente te voy a dar una que no te va a conocer ni la madre que te parió".
Ante el cariz de los acontecimientos, diversos autores han sugerido soluciones posibles y alternativas al hecho lamentable de ser despellejados por razones tan nimias y baladís. En el presente trabajo se ha puesto a prueba el método sugerido por Emiliano Torcuato (Torcuato y col, 2012).
Materiales y métodos
Como sujeto de estudio se empleó un jersey Benetton nuevecito encogido de talla S a la XXS (o menos) mediante lavado en un programa express de lavadora automática a temperatura ambiente y la célebre técnica "cariño no me lo explico".
Los reactivos empleados fueron Suavizante Clásico Aliada (el más barato), de color azul y agua del Canal de Isabel II, de Madrid.
El recipiente de reacción es un barreño de plástico vulgar de los que venden en todas partes pero que uno nunca encuentra cuando lo busca.
El procedimiento seguido es el descrito por Torcuato y colaboradores que consiste en lo siguiente:
- En el barreño limpio y seco se añade un litro de suavizante. La medida se realizó con un vaso graduado de cocina. Sobre el suavizante así depositado y utilizando el mismo instrumento, se añaden cuatro litros de agua del grifo. Se agita suavemente para garantizar la mezcla y se deposita el jersey en su interior, asegurándose de que se empapuza adecuadamente.
- El jersey se mantiene en la mezcla suavizante overnight y un rato más, qué coño, y después se extrae con mucho cuidado y se aclara con abundante agua del grifo para eliinar los restos de la sustancia reactiva. A intervalos irregulares se procedió a mirar la prenda con curiosidad y a meter los dedos en la solución desencogedora con mucho escepticismo.
- Finalmente y sin escurrir la prenda, se permite a esta secarse al aire, proceso que puede llevar unas 48 horas.
Resultados y discusión
El jersey encogido, sin ninguna mala intención y sólo por un malhadado accidente, recuperó parte de su tamaño original según valoración personal de la propietaria. La prenda se encontraba mucho mejor que antes del proceso de desencogimiento pero no había vuelto a ser la misma. La hija de la propietaria, de mucha menos talla que esta, podría aprovecharlo si bien no es para nada su estilo por ser ella mucho más dada a la ropa oscura y desvencijada, rayando en lo horroroso.
Es indudable que el método Torcuato tiene un impacto positivo sobre las prendas encogidas. Diríase que la prenda se siente relajada y adopta un estado de laxitud que le hace recuperar tamaño. Sobre las razones que han provocado que la prenda analizada no recupere completamente su tamaño original se puede especular largamente sin llegar a conclusión alguna. Así de primeras se le ocurre a este equipo investigador que puede tratarse de que el suavizante elegido era el más barato - lo mismo con Le petit marselleise había quedado mejor-, que el tiempo de exposición sea insuficiente o que la lana de Benetton sea demasiado exquisita para un método tan zafio. Planteada la posibilidad de realizar una serie experimental para aclarar este punto la respuesta ha sido demasiado gruesa para publicarla aquí.
Figura 1.- Correlación entre el tiempo de inmersión y el tamaño relativo al original. Los datos son inventados y rigurosamente falsos por eso ni se cita en el texto. |
Conclusiones
Los jereseys de lana no se lavan en la lavadora, no, no, no, jamás.
Bibliografía
Azcárraga, I.; Jiménez, N.; Bunsen, K. M. (1979): "Ja, ik ook geatche". Nederlanse Academy Reinigen.
De Blas, M. J. (1974): "La ropa se queda un poco rarica cuando la lavas en la máquina esa americana". Editorial Iberoamericana. ISBN 7400213
De Blas, M. J.; Buendía, R.; Bonacho, E. (1979): "Que te digo yo que es la lavadora lo que lo encoge". Ann. Rev. Nat. Acad. Wash. Vol 27, pag. 125 - 168.
Eisenhower, D. D. (1959): Beg you pardon me. NO-DO
Martínez, A. (1977): "Pues no te cuento la que he liado yo". XXIII Congreso Nacional de la cagué porque era mía. Selección oficial.
Peñalva, N. (1981): "Tanta máquina ni tanta mierda... ¡en el lavadero y a mano!". Nat. Hou. Keep. Vol 15, pag 1041 - 1043
Torcuato, E.; Fernández, M.; Miranda, L. M. (2012): "Pues un amigo mío hizo esto y no le quedó mal". Ediciones La Biblia en Verso. ISBN 12472133
Jo tio, esto no te lo han comentado con lo bien que está!! jajajaja
ResponderEliminarBaya forma de estropear los jerseises...
Es que tiene la gracia restringida al público acostumbrado a los papers.
ResponderEliminarHummm debo decir que yo con todo este texto me quedé sin palabras!
ResponderEliminarVamos, es interesante y documentado que te c... :)
Gina