He estado ausente una temporada porque la vida se me ha complicado sobremanera con historias feas y tontas de las que te quitan el humor y las ganas de hacer cosas pero hoy he dormido como un campeón y he decidido materializar mis ideas de hace un par de días y seguir compartiendo experiencias vitales con mi apreciada parroquia así es que vamos allá.
Este pasado lunes me fui de viaje, como es habitual y fue cruzando la mar océana, como de costumbre, si bien esta vez cambié el trayecto y en lugar de hacer los ya tradicionales 11.000 Km para llegar a Buenos Aires, cambié el tiro y los hice para dirigirme a la no menos lejana ciudad de Seattle, sita en el pintoresco estado de Washington, alias The green state, en Estados Unidos.
El viaje, en clase turista, fue un horror absoluto. Esta vez fue en British Airways, hermanita o más bien hermanastra de nuestra Iberia. La clase turista aquí se llama tourist class y seguro que al francés se traduce como la classe de merde des avions anglaises asqueroses; son países que se entienden. Bueno pues mi ruta era un Madrid - Londres - Seattle y lo hice con mi compañero y amiguete el indio, un colega que se llama Tamal Raha y con el que he hecho buenas migas porque el pobre está de inmigrante en Madrid, pasando exactamente por lo mismo que he vivido yo en unos cuantos países.
De Madrid a Londres todo normal pero una vez allí empezó la fiesta. Tras un paso complicado por la seguridad del aeropuerto de Heathrow, que es tan neurótico como el peor aeropuerto americano, llegamos al asiento de la fila 50 de un Boing 747, esos que tienen dos pisos y que molan tanto desde fuera. En la fila 50, tres asientos en el lado de la ventanilla, se nos había incrustado una encantadora dama británica de más de 300 libras (de peso) que se había encajado en el asiento del centro. Yo, que tengo lamentablemente cierta experiencia en cruzar el Atlántico junto a obesos mórbidos, fui directamente a la parte importante, los reposabrazos, pudiendo comprobar al primer vistazo que los tenía levantados y que así iban a seguir porque las carnes de la gorda impedían su bajada. En esto llega mi indio y comenzamos a discutir sobre las plazas asignadas - el indio tenía justo la que ocupaba la gorda- y la luz de la esperanza comenzó a brillar. Una azafata se sumó al debate que concluyó en que la gorda se había equivocado de lado del avión y que no tendríamos que viajar con ella. En ese momento la preocupación por mi supervivencia (y la del indio) se tornó en preocupación por la de la señora quién, cosas de británicos, se azoró muchísimo, se puso coloradísima y comenzó a hiperventilar y a deslizarse por la peligrosa pendiente del ataque cardiaco. Poco faltó para que tuviésemos que extenderle un certificado de que no nos importaba y que no tenía que preocuparse que la perdonábamos-palabrita del Niño Jesús de Praga. Finalmente se nos calmó la señora y se marchó a expandir sus carnes a otra zona de la aeronave. Más tarde me fijé por curiosidad y vi que las agraciadas eran dos jóvenes de volumen escueto. Las pobres.
No acabaron aquí los problemas. El avión estaba averiado y se pusieron a repararlo con el pasaje dentro. Por cierto, la avería nos tenía, además de parados, sin aire acondicionado. Para amenizar la espera, que rayó las tres horas, me puse a ver una película y qué mejor que "Abraham Lincoln cazador de vampiros". Me impresionó tanto que decidí en ese momento que tenía que contarla en mi blog para ejemplo de propios y extraños y para mayor aprovechamiento de las generaciones venideras y porque pienso que los que me leen son todos personas con el suficiente buen gusto y sentido común para no ver algo así. El caso es que a mi me sale este ramalazo morboso de vez en cuando y no puedo remediarlo y además mi situación miserable en aquel momento estaba reclamando algo radical para acompañar mi ruina física de una apropiada ruina moral, qué coño. Luego os la cuento.
Además de este hermoso título y dado que el confort que ofrecía el avión no me dejaba oportunidad para comer, moverme o incluso respirar hondo, me dediqué a ver películas. Además de la que he dicho me tragué: "Ice age 3: La deriva continental", "The Bourne legacy", "Prometheus" (por cierto que me gustó bastante) y un episodio de "The big-bang theory" en el que Penny les regala a Leonard y a Sheldon sendos teletransportadores de juguete de la serie Star Treck.
En Seattle me llevaron a cenar al Space Needle, la famosa torre esa tipo "pirulí" que es una especie de símbolo de la ciudad y que procede de una expo que hicieron allá. El restaurante estaba bien para ser americano y tenía la particularidad de que daba vueltas y podías ver toda la ciudad en intervalos de 47 minutos. Toda la ciudad de noche porque en Seattle en esta época además de llover como en todas las demás épocas, amanece a las 7:30 y anochece a las cuatro de la tarde, lo sé bien porque me acostaba a las 0nce y diez y a las cinco de la mañana ya no me aguantaba en la cama, las nueve horas de diferencia son matadoras.
En el viaje de vuelta me vi otra vez "Prometheus" pero esta vez traducida al español-latino neutro, un aborto de nuestro idioma que han ideado en algún cuarto oscuro y siniestro de alguna multinacional para doblar las películas americanas en un sitio nada más. Además me tragué "Brave" y "Total recall" y conseguí dormir tres horazas gracias al consumo de una unidad de Dormidina-25. De lo contrario también me habria vito el remake de Spiderman.
Supongo que con toda esta agitación se comprende que esta noche halla pasado once horitas en brazos de morfeo.
Aquí el skyline de Seattle con el Space Needle en primer plano, aquí unos amigos. |
Ya era hora, ya tardaba. Mire, como el tiempo no pasa en balde y una de dedica a hacer el gamba más de lo que debiera. Aquí le dejo una noveda que a buen seguro ud. no conoce:
ResponderEliminarhttp://anitanoire.tumblr.com/
Espero que lo disfrute.
Gusto encontrarla de nuevo Anita. Visitaré su recomendación.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMe gustó Prometheus, sí. Sin embargo "Lo imposible" me pareció un pestiño y ahora me va a tocar ver "Vida de Pi" que sospecho me va a parecer un bodrio pero que tendré que verla para darle a mi amigo Fernandito en los hocicos.
EliminarEn los hocicos te daré yo a ti Alfredo Francisco querido. Me he reído como hacia mucho no me reía, que buen humor tienes amigo.
ResponderEliminarBesos
Por cierto, la aprobación de comentarios previa me parece de lo más penoso. Por qué no la quitas de una vez?? Te lo agradecería infinito
ResponderEliminarPues porque con la aprobación de comentarios recibo un aviso de que hay comentario, lo leo antes de publicarlo y ya me preparo una respuesta inteligente que me hace aparecer como un ser de luz. ¿Es que no me conoces tronco?
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