Los italianos no son gente valiente, no, ahora chulos un rato. La cosa que más manifiesta la chulería italiana es el manejo de los vehículos. Yo ya he mencionado mi camino al trabajo, la Vía Pontina. Esta carretera tiene fama de ser una de las más peligrosas de Italia y es cierto, de día es chungo pero ya de noche es una película de terror. Mi camino de la Pontina lo tengo clasificado en sectores: Pomezia mortal, Pinares de la Muerte, Curvas del Último Destino, Paralelas de la Desesperación, La Incorporación del Último Aliento y Pontina Brava. Todo esto aúna un trazado horroroso, un sinfín de baches y lo peor de lo peor, los conductores italianos. Todos circulan a más velocidad de la permitida, los camiones adelantan en curvas sin pensárselo, hay gente que circula sin luces, nadie usa los intermitentes o los usan al revés o circulan a toda velocidad con las luces de emergencia puestas en fin que se comportan como si no hubiese un mañana. Eso sí, si uno te hace una picia y reaccionas a la española, es decir, te paras a su altura y amablemente le preguntas que es lo que le pasa a su puta madre, no te responden jamás, se van, se diluyen y te ceden el paso y lo que haga falta. Y es que a los italianos que son gente en general amable y agradable es ponerlos en un vehículo y se trasmutan. Da igual camión, coche o ciclomotor, es más, tu pones un italianito pequeñito en un triciclo y pasa de niño dulce a pequeño cabrito asesino, rápidamente va a coger carrerilla y cortarte el paso con la machinetta.
En el Janiculo, un monte ideal desde el que se ve todo el centro de Roma y que está lleno de referencias a Garibaldi y la unificación de Italia porque desde allí se zurraron la badana los garibaldinos con los franchus que defendían el poder temporal de Santo Padre León IX, (pelea que perdieron para variar) hay una escultura de un tal Angelo Brunetti, alias Cicerauccio, fusilado junto a sus hijos por los siempre amables austriacos. En la escultura Cicerauccio está siendo fusilado y está sacando pecho y apartándose la camisa en lo que podría parecer un gesto de valor sin límites. Sin embargo yo creo que esto no es así, Angelo Brunetti era italiano, no es valor, es auténtica y genuina chulería.
Atentos al detalle de abrirse la camisa en un decir "¡Aquí, capullos, disparad aquí!" |
Pues seran muy chulos allí pero por aquí la peña no se queda corta. Yo sé de una que pasa de dulce caperucita a niña del exorcista en un segundo cuando está al volante.
ResponderEliminarGina
Bueno, algo debe tener el aire del Mediterráneo porque en Alicante, área que por unas cosas o por otras frecuento de toda la vida de Dios, conducen como el culo comparado con lo que se estila por Madrid. Aunque cuando voy a Barcelona me llama la atención la moderación con que conduce el personal; debe estar relacionado con la cantidad ingente de radares y la voracidad de las policías autonómicas y locales...
Eliminar