He estado en Madrid. Como cuando era inmigrante antes. Me he pasado 3,60 días, más o menos, y no he parado. Sobre todo he comido y he bebido muchísimo, en 3,60 días he cometido más excesos que en el resto del mes pero bueno, ya me regresé y ya es todo normal. Además de cometer excesos me gasté unos dineritos. Básicamente en ropa que en Madrid es por lo menos un 30% más barata que en Roma. También hice recados. Me habían encargado comprar lotería de navidad y yo que siempre he sido muy bien mandado lo hice. Dos de esas secciones que si no me equivoco se designan como "décimos" y que por lo visto puedes llegar a ganar hasta 300.000 eurazos si te toca el premio mayor con una paupérrima inversión de sólo 20 euros por papelina. Visto así es un negocio redondo. La lotería de navidad es, por lo que tengo visto y entendido, una tradición en nuestro país y forma parte del manidísimo espíritu navideño. La navidad consiste en atascos, comilonas, compras desaforadas, Cortilandia, su poquito de vandalismo callejero, la lotería y, como no, criticar el espíritu navideño como estoy haciendo yo ahora mismo. Que no se diga que no respeto las tradiciones.
Yo no tengo hábito de comprar lotería. En la casa familiar, la de la familia de la que procedo, no se hacía y ya cuando he andado por libre pues nunca he comprado loterías más que aquella que te ponían en el trabajo y no siempre. Entonces me decían que si luego tocaba y yo no había comprado iba a sufrir y nadie se creía que yo no jugaba, todos pensaban que jugaba "a que no toca" que es a lo que suelen jugar quienes dicen que no juegan a la lotería. De hecho una vez tocó un premio menor, yo no llevaba y me resultó bastante indiferente.
El caso es que en casa de mi santa sí que la compran. No lo censuro, eh, me parece muy bien. Es parte del espíritu festivo y disfrutar de las fiestas y alegrías es una cosa muy positiva y muy buena siempre que no sea a costa de maltratar a nadie como es el caso. Ellos siguen una estrategia que consiste en que se compran dos décimos, uno para consumo propio y otra para repartir en familia y a mi me comisionaron para comprar los dos décimos de P, cosa que hice con éxito en El Corte Inglés que tiene de todo. Ojo, los pagué en efectivo porque jugar a crédito me parece un exceso de todo punto. 40 euracos en dos pedacitos de papel cuyo diseño encima no vale un comino. En fin, si con eso se gana en felicidad y armonía bien gastados están y si encima me transforman en esposo de mujer rica ya ni te cuento aunque la probabilidad de que esto llegue a ocurrir es francamente baja.
Me he estado preguntando el por qué de mi aversión a la lotería, a la de navidad y a todas en general. Esta aversión se hace extensiva también a las quinielas y demás juegos de azar patrocinados por el estado. Los demás, los de casino y eso, me resultan más bien indiferentes aunque no seré yo el que se arruine en una mesa de ruleta o similar. Creo que ya sé que es lo que me molesta de la lotería.
La lotería es la solución mágica de los problemas. Efectivamente el dinero abre muchas puertas y resuelve muchas situaciones. Este de la lotería es dinero que cae mágicamente y sin esfuerzo sobre los individuos y resuelve situaciones particulares sin más. Muchos individuos porfiando por ganar ese premio que resuelva sus asuntos sin corregir lo que está mal es lo que significan loterías y quinielas. Una solución mágica, gratis, sin esfuerzo y sin riesgo, la antítesis de la justicia y del bien hacer que es en mi humilde opinión la revolución pendiente. Serán manías mías pero encuentro algo censurable en todo ello. Para colmo y por algún motivo encuentro esto de la lotería relacionado de alguna manera con la necesidad que tienen muchos compatriotas (y no solo compatriotas) de tener una figura gobernante que es justa por definición, que está por encima del bien y del mal y de las elecciones, que es permanente e incuestionable, lo que viene siendo un rey, vaya.
En fin, que ni la lotería creo que vaya a mejorar la vida de casi nadie ni que los reyes sean necesarios pero bueno, aquí estamos. Feliz navidad.
A mi me tocó una vez la loteria de Navidad; 750.000pesetas en 1989. Una compañera de la oficina regaló participaciones del número que vendía su padre en su pasteleria. Vaya fiestón nos pegamos esa mañana; todo menos trabajar.
ResponderEliminarGina
A mi me tocó en un supermercado, en un sorteo que no era tal porque era premio seguro y lo que variaba de cliente a cliente era el obsequio, nada menos que un póster de la selección española de fútbol de la temporada anterior. A mi el fútbol jamás me interesó y encima esto es de cuando España no se comía un colín en los torneos futboleros. En fin, supongo que eso ha contribuido a mi desapego hacia los juegos de azar.
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